Quiero compartir con todos vosotros un poco de historia.
Toda la vida como artísta, (escayola, restauración de monumentos y tatuaje) decicidí empezar con el aerografo, primero aprendí a manejar la herramienta (la más difícil que he tenido en mis manos nunca) y ya con la tarea motriz hecha, me senté y me puse el reto de ver hasta donde llegaba esto, con resultados excelentes, y mi vinculación con el aerografo iba a ir encaminado a cascos de moto.
Colgué un par de cosas en Facebook i coincidí con Joanet en un almuerzo de una despedida de soltero, el cual me comentó que había vida en microaerografía.
Significa 30 veces más reto, hay mucho más que aprender y enamora y enorgullece el triple, así que, Joanet me dijo, prueba con algo fácil, toma dos zippos para que los destruyas bañandolos en disolvente de tanto borrar y mira a ver que te parece la idea de hacerlo en pequeñito.
Sin el aerógrafo adecuado, esta fue la primera prueba que hice, la cual llevo tanta faena como ahora me va llevar reparlo de todas las veces que me ha caido al suelo y el par de veces que ya aha acabado en la lavadora.
Con lo fácil que era ya todo en grande... me enorgullezco del miedo ue me produce empezar cualquier obra, ya que, me continúa pareciendo difícil hasta preparar el zippo para poder pintarlo.
Mi mujer resume la vida como tragar y aprender, mal si no tragas y mal si no aprendes.