Y hasta en libros:
La Torre Oscura de Stephen King:
"""Andy Staunton había disparado a matar, y
la bala había perforado la solapa izquierda de la americana de Mort. De la misma
manera había atravesado el bolsillo de la camisa Arrow de Mort... pero no pasó de ahí.
La vida de los dos hombres, el hombre de dentro y el de fuera, fue salvada por el
encendedor de Mort.
Mort no fumaba, pero su jefe - cuyo empleo Mort esperaba confidencialmente
conseguir el próximo año - sí fumaba. En consecuencia, Mort se había comprado un
encendedor de plata de doscientos dólares en Dunhill. No encendía todos los cigarrillos
que el señor Framingham se metía en el buche cuando estaban juntos... eso lo hubiera
hecho parecer un lameculos. Sólo de vez en cuando... y generalmente cuando estaba
presente alguien con un rango aún más alto, alguien que pudiera apreciar: a) la
tranquila cortesía de Jack Mort, y b) el buen gusto de Jack Mort.
Los Distintos cubrían todas las bases.
Cubrir todas las bases esta vez había salvado su vida y la de Rolando.
La bala de Staunton se había estrellado contra el encendedor de plata en lugar de ir
a dar al corazón de Mort (lo cual resultó significativo: la pasión de Mort por las marcas
- por las marcas buenas - la detuvo piadosamente junto a la piel).
De todas maneras estaba herido, por supuesto. Cuando a uno le pega una bala de
alto calibre, no hay forma de sacarla gratis. El encendedor se hundió contra su pecho
con fuerza suficiente como para dejar un hueco. Se aplastó y cayó destrozado después
de rasgarle la piel en surcos profundos. Un fragmento de proyectil rebanó el pezón
izquierdo de Mort casi en dos. El hierro caliente encendió también la mecha empapada
de combustible del encendedor. Sin embargo, el pistolero yacía quieto mientras ellos se
aproximaban. El que no había disparado estaba diciéndole a la gente que
permaneciera atrás, que simplemente se quedara atrás, joder.
¡Me quemo! - chillaba Mort - ¡Me quemo! ¡Apaguen el fuego! ¡Apáguenlo!
¡Apáguenlo! ¡APÁGUENLOOOAAAYYY!
El pistolero yacía quieto y escuchaba el crujido de los zapatos de los pistoleros sobre
el pavimento. Ignoraba los gritos de Mort, y trataba de ignorar la brasa que de pronto
comenzó a arder contra su pecho, junto con el olor a carne frita.""""